Ayer se inauguró en la Galería Biondetta de Madrid, mi exposición de fotografía “Venecia, luz de invierno”. Superado el típico nerviosismo inicial, ¿vendrá alguien a verla?, ¿le gustará mi trabajo a los que la vean?, pude relajarme y disfrutar de la compañía de amigos, conocidos y personas desconocidas que tuvieron a bien acercarse a la calle Almagro a visitarla. Lo cierto es que vino mucha gente, y pudimos disfrutar del trabajo, acompañados por unos estupendos Bellinis, había que hacer honor al país motivo de la exposición, y por un buen vino español, como no podía ser de otra manera. Estuvimos hasta la madrugada y la acogida de la exposición fue muy buena, lo cual me llena de orgullo. Sólo me queda dar las gracias a los que vinieron y animar a los que no pudieron hacerlo a que se acerquen, ya que tienen hasta el veintitrés de diciembre para disfrutarla. Para despedirme incluyo un pequeño ripio, que abre la exposición y pretende hacer entrar en ambiente para lo que va a continuación.
Venecia, luz de invierno
Clarea la mañana en la laguna
densa luz de invierno
casi sólida
viento gélido corta el rostro aterido
como dagas afiladas.
Despierta Venecia,
musa de Turner, Mann y Albinoni
bulle el Gran Canal
trasiego de Vaporettos,
ecos de pasos en la piedra gastada
atruenan estrechas callejuelas.
Puentes seculares
contemplan el paso calmo
de negras góndolas
largos remos penetran
las frías aguas
al son de voces graves.
Al atardecer
cuando el astro se oculta
el cielo se difumina en el horizonte
y Virtuosos Violines
sueñan la música del Maestro
tras paredes barrocas.