Aquellos que tenemos cierta afición por la literatura, andamos todos los años por estas fechas, expectantes con el nombre del literato que se llevará el preciado galardón. No llego, confieso, al nivel de aquellos que cruzan apuestas y se juegan cuartos y opíparas cenas sobre el asunto, pero sí que me gusta seguir de cerca el asunto.
Como todos sabréis ya, este año los suecos han tirado para casa eligiendo al poeta Tomas Transtromer. ¡Un poeta!, ¡genial!, si pero….. ¿quién es este señor?. En España apenas ha sido traducido, y debo admitir que mi conocimiento sobre él fue casual, dado que me lo recomendaron en una librería este mismo año, antes del verano, al comentarle al librero que sólo suelo leer a escritores, ya sean de ficción o poetas, que esten muertos o casi, cada uno tiene sus manías, por lo cual estaba buscando un libro de un poeta norteamericano, ya casi nonagenario, y que recomiendo a todos, que se llama John Ashbery. Encontré el libro, “El juramento de la pista de frontón”, una maravilla sin duda en edición bilingue por la editorial Calambur, y de pasada el librero me habló de Transtromer, casi de la misma edad. Decidí hacerle caso y adquirí un ejemplar de “Deshielo a mediodía“, de Nórdica libros, también en edición bilingue, aunque debo reconocer que el sueco no es mi fuerte y no soy, desgraciadamente en muchos aspectos, como Borges, que creo recordar que aprendió danés, con el único objetivo de leer a Kierkegaard. El libro es un recorrido por toda su trayectoria poética, y reconozco que me gustó, aunque no podía pensar que llegara tan lejos. No soy nadie para juzgarle, pero a mí me gustó mucho más Ashbery, además no tiene Nobel, pero me alegro sobremanera que la elección de este año haya recaído en un poeta y que los amantes de la poesía podamos conocerle mejor y disfrutar de su verso.