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Mis escritos

Sobre la exposición Angkor: Naturaleza y Misticismo

Sobre la exposición Angkor: Naturaleza y Misticismo

 

Angkor, y los demás sitios arqueológicos de los alrededores, forman uno de los conjuntos más espectaculares que el hombre haya construido sobre la faz de la tierra. Como centro de la vida palaciega y religiosa de los Jemeres  desde el siglo X,  se edificaron en Angkor un gran número de  palacios y recintos religiosos, ya fueran dedicados a las deidades hinduistas o a la religión budista,  por parte de los diferentes reyes que habitaron el lugar hasta su abandono hacia el siglo XIV.

Hoy en día, Angkor no te puede dejar indiferente; perdidas sus funciones originales, salvo pequeñas comunidades budistas, las únicas autorizadas a residir en el interior del complejo, el sitio rezuma un inequívoco halo místico, que combinado con el irresistible empuje de una naturaleza tropical, que todo lo abarca y todo lo engulle, resulta en una espectacular fiesta para los sentidos, en resumen, en una joya para el alma de un esteta.

Alejándome de los típicos y la vez tópicos enfoques sobre un lugar mil veces fotografiado, pretendo en este trabajo, y en línea con otros anteriores, resaltar aquello que me conmueve por su alto contenido estético, por el pequeño detalle, por captar una piedra, un árbol, una perspectiva, cosas que en un tiempo lejano quedarán inscritas en mi memoria, sin perder nunca de vista, eso si, el entorno, el maravilloso lugar llamado Angkor.

Borja de Madariaga

El Incendio

Ruge el fuego voraz

crepita el alma del bosque

convertido ahora en negra faz

¡el verdor!, ¡el verdor!

inútiles lamentos

sobre ceniza inerte

y estallan las piñas como fuegos de artificio

sembrando miseria

en recurrentes hogueras.

Troncos mortecinos

de fantasmagórica presencia

expían sus penas

en infinitos autos de fe

mientras el pertinaz viento

se ufana en siniestra alianza

con la pira inmisericorde

recorriendo los valles

avivando la llama de la muerte

que asola barrancas

y desangra las entrañas

del suave tapiz vegetal

cual impertérrito enemigo

de lid no buscada.

¡Cesa ya, cruel Mefisto!

Atiende las súplicas que por doquier

apelan a tu compasión

y deja que los brotes nuevos

resurjan bajo el sol de la mañana

 

Poemas estivales (II)

En la selva oscura, zozobra vital

como un bello ángel, apareciste, radiante

sonrisa infinita, alma sensible

Amor

tus finos dedos acariciaron la seca piel

de un hombre confundido,

mostrando con delicados besos

el camino de una nueva

esperanza]

Corre el tiempo con paso tenaz

y mi memoria se acoge a la imagen

de tu abrazo, libar, elixir jugoso

Susurros cómplices escapan entrelazados

Amor

faro eterno, guía en la niebla de mi torpe amanecer,

¡no dejes de iluminar mañana este agreste sendero!

¡camina a mi lado!

¡coronemos juntos con los corazones asidos

por la fuerza del amor, el sueño cierto de un futuro feliz!

Para Siempre

Venecia, luz de invierno

Ayer se inauguró en la Galería Biondetta de Madrid, mi exposición de fotografía “Venecia, luz de invierno”. Superado el típico nerviosismo inicial, ¿vendrá alguien a verla?, ¿le gustará mi trabajo a los que la vean?, pude relajarme y disfrutar de la compañía de amigos, conocidos y personas desconocidas que tuvieron a bien acercarse a la calle Almagro a visitarla. Lo cierto es que vino mucha gente, y pudimos disfrutar del trabajo, acompañados por unos estupendos Bellinis, había que hacer honor al país motivo de la exposición, y por un buen vino español, como no podía ser de otra manera. Estuvimos hasta la madrugada y la acogida de la exposición fue muy buena, lo cual me llena de orgullo. Sólo me queda dar las gracias a los que vinieron y animar a los que no pudieron hacerlo a que se acerquen, ya que tienen hasta el veintitrés de diciembre para disfrutarla. Para despedirme incluyo un pequeño ripio, que abre la exposición y pretende hacer entrar en ambiente para lo que va a continuación.

 

Venecia, luz de invierno

Clarea la mañana en la laguna

densa luz de invierno

casi sólida

viento gélido corta el rostro aterido

como dagas afiladas.

Despierta Venecia,

musa de Turner, Mann y Albinoni

bulle el Gran Canal

trasiego de Vaporettos,

ecos de pasos en la piedra gastada

atruenan estrechas callejuelas.

Puentes seculares

contemplan el paso calmo

de negras góndolas

largos remos penetran

las frías aguas

al son de voces graves.

Al atardecer

cuando el astro se oculta

el cielo se difumina en el horizonte

y Virtuosos Violines

sueñan la música del Maestro

tras paredes barrocas.

Nobel de literatura: Tomas Transtromer

Aquellos que tenemos cierta afición por la literatura, andamos todos los años por estas fechas, expectantes con el nombre del literato que se llevará el preciado galardón. No llego, confieso, al nivel de aquellos que cruzan apuestas y se juegan cuartos y opíparas cenas sobre el asunto, pero sí que me gusta seguir de cerca el asunto.

Como todos sabréis ya, este año los suecos han tirado para casa eligiendo al poeta Tomas Transtromer. ¡Un poeta!, ¡genial!, si pero….. ¿quién es este señor?. En España apenas ha sido traducido, y debo admitir que mi conocimiento sobre él fue casual, dado que me lo recomendaron en una librería este mismo año, antes del verano, al comentarle al librero que sólo suelo leer a escritores, ya sean de ficción o poetas, que esten muertos o casi, cada uno tiene sus manías, por lo cual estaba buscando un libro de un poeta norteamericano, ya casi nonagenario, y que recomiendo a todos, que se llama John Ashbery. Encontré el libro, “El juramento de la pista de frontón”, una maravilla sin duda en edición bilingue por la editorial Calambur, y de pasada el librero me habló de Transtromer, casi de la misma edad. Decidí hacerle caso y adquirí un ejemplar de “Deshielo a mediodía“, de Nórdica libros, también en edición bilingue, aunque debo reconocer que el sueco no es mi fuerte y no soy, desgraciadamente en muchos aspectos, como Borges, que creo recordar que aprendió danés, con el único objetivo de leer a Kierkegaard. El libro es un recorrido por toda su trayectoria poética, y reconozco que me gustó, aunque no podía pensar que llegara tan lejos. No soy nadie para juzgarle, pero a mí me gustó mucho más Ashbery, además no tiene Nobel, pero me alegro sobremanera que la elección de este año haya recaído en un poeta y que los amantes de la poesía podamos conocerle mejor y disfrutar de su verso.

Mi mirada: contemplación, belleza. (II)

Vivimos en un mundo que se mueve deprisa, muy deprisa. Los días siguen teniendo veinticuatro horas, pero muchas veces nos parece que nos falta tiempo para hacer o ver cosas. Estamos saturados de información que nos llega de todos lados y por multitud de canales, absorbemos pero no retenemos, nuestro cerebro se está adaptando a los nuevos tiempos pero ya nos es difícil recordar algo que hayamos aprendido, más bien, dedicamos mucho tiempo y esfuerzo en recordar dónde está almacenado aquello que vimos, leímos, escuchamos o dijimos.

Con el arte pasa lo mismo; somos multitud los creadores que gracias a las nuevas tecnologías pretendemos compartir con más o menos éxito lo que llevamos dentro, y el público no puede dedicar demasiado tiempo a algo o a alguien en especial, so pena de quedarse atrás, en estancarse, en no estar a la última. Todo ello sin contar el bagaje cultural que llevamos a nuestra espalda, con los diversos estilos en todas las ramas del arte a través de la historia. En resumen, si todo lo queremos ver, si todo lo queremos saber, sólo podremos mirarlo, sólo podremos dedicarle un mínimo espacio de nuestro tiempo, no podremos profundizar, nos será casi imposible contemplar.

Cuando decidí hacer la serie sobre Roma, viajé a aquella ciudad dos veces en el año 2008 por espacio de unas tres semanas. Lejos de dedicarme a tirar fotos de manera compulsiva, y predicando con el ejemplo de mi decisión durante el encuentro con los turistas, no hice en ese tiempo más de trescientas fotos, ¡menos de quince al día!, pero debo decir que a pesar de las largas caminatas y el peso de mi equipo al hombro, alrededor de doce kilos, disfruté como nunca de Roma, no sólo por el trabajo hecho, sino porque antes, durante y después de cada foto, pude contemplar la belleza de lo que fotografiaba. A mi me gustaría, me sentiría plenamente satisfecho, si alguien en su casa mientras lee un libro o escucha música, o cocina o lo que fuere, llegara a mirar una fotografía mía, y su yo interior decidiera dedicarle al menos unos minutos en contemplarla y que le transportase a otro lugar a otro tiempo, a un recuerdo que le hiciese conmoverse; no habría premio mejor para mí, sin duda.

Puente Fabricio, Antichita Romane. G.B. Piranesi. 1756

Ponte Fabrizio, La Antichitá Romane. Giambatista Piranesi, 1756

 

Ponte Fabrizio, homenaje a Piranesi. “Roma; momentos de solitud”. 2009

Contemplación, belleza. Este binomio es el motivo último de mi trabajo. La belleza debe ser contemplada, no mirada; diez minutos, una hora, no veinte segundos, y la contemplación sólo se dirije hacia la bello, y lo disfruta el tiempo que sea menester. Siempre pogo un ejemplo que me ocurrió en una exposición de un fotógrafo chino hace unos años. Viendo aquella exposición llegué a una fotografía en la que aparecía un joven oriental en pantalones pirata y horrible camiseta sin mangas dando un salto, a la vez que un avión parecía querer entrarle por el oido. La fotografía era cara, el autor, quien fuese, de renombre, pero yo me pregunté: ¿pondría yo esa foto en el salón de mi casa?, ¿sería capaz de mirarla alguna vez, sí, quizá la primera o hasta la segunda vez, no más seguro, durante más de diez segundos?. Decididamente no es mi caso. Quizá voy a contracorriente, de hecho lo pienso muchas veces, pero no me importa. Para mí, aquella imagen no era bella. Tendría mensaje, querría contarnos algo, pero yo no podría mirarla una segunda vez, y digo mirarla, nó contemplarla, siquiera cinco segundos. La estética de la contemplación y la contemplación estética alivian el espíritu y relajan la mente. Pero elas necesitan de una acititud apriorística: la abstración del objeto que se contempla de otro significado que no sea la puera contemplación persé. ¿Desprendimiento?, ¿desapego de la realidad?, se me podría objetar. No creo yo que sea así; simplemente mi fotografía no tiene un componente “moral”, no juzga el contenido, el objeto, sólo intenta presentarlo con su belleza intrínseca para poder ser contemplado

Belleza. Existen muchos géneros en la fotografía, pero desgraciadamente casi todos olvidan la belleza en pos del mensaje. Yo no quiero transmitir otra cosa que belleza. Hay grandísimos fotógrafos, mucho más reconocidos que yo, que nos cuentan cosas, situaciones, instantes irrepetibles, momentos únicos, discursos sociales, etc… Yo lo respeto, no soy nadie para no hacerlo, pero a mí sólo me mueve lo bello, algo que se está perdiendo, y a mí me gustaría aportar mi granito de arena, porque contemplar la belleza, lo bello,  nos acerca al UNO, cada cual que lo conciba como quiera, como diría Plotino.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mi mirada: contemplación, belleza. (I)

Cuando estoy haciendo fotogrfías mucha gente me pregunta por mi cámara, es un armatoste con un cuerpo grande y siempre con trípode, y se queda sorprendida cuando les comento no sólo el tipo de cámara que és, una Hasselblad 503 CW, ¡que bonita!, suelen exclamar, sino el hecho de que disparo sobre película, sólo tengo una pequeña cámara digital, más bien para hacer fotos rápidas a mis hijos, o que mi novia haga fotos para el “making of”, y que además utilice una manivela para pasar el carrete, ¿es vieja esa cámara?, ¿no conoces las digitales?, son dos preguntas habituales. Lo cierto es que utilizo esa cámara primero porque es casi imbatible en definción y calidad de imagen y segundo porque tiene todo lo que necesito para expresear lo que yo veo y como lo veo.

Hasta mi segunda exposición individual no tenía formada una pequeña teoría de cómo quería hacer ver mi trabajo, y porqué quería que fuese visto de una determinada manera. Hasta entonces había realizado una exposición ( “Madrid; arquitecturas soñadas”) con una cámara de 35 mm y algunas fotos de la serie “Paisajes”, que es una seríe con principio pero sin fín, ya con mi “Hassel”. Sí tenía claro que mi nueva cámara me estaba cambiando, estaba formanado en mí un espíritu diferente y que el hecho de tener que utilizar carretes de doce fotografías, utilizar el fotómetro y regular las medidciones en el objetivo manualmente, me gustaba, me daba una especie de paz interior, y hacía que tomase mucho tiempo en hacer una fotografía y pudiese disfrutar del objeto, cualesquiera que fuese, fotografiado. Un viaje a Roma en otoño de 2007, y conversar con unos turistas españoles, me hizo vislumbrar lo que sería mi trabajo a partir de entonces.

Estaba sentado en un banco de una plaza cualquiera, no recuerdo cual, y se me acercaron unos turistas para que les hiciese una foto; resultó que eran españoles y la conversación derivó hacia los lugares que habían visitado en su viaje. Roma era la última etapa de un periplo que incluyó Venecia, Verona, Florencia, Pisa y Roma misma en diez días. Bueno, ¡conocían casi toda Italia!; cuando se fueron me quedé pensando en lo que me habían dicho y me vinieron a la cabeza varias  preguntas: debe ser la sexta o séptima vez que estoy en Roma y todavía no la conozco de verdad. He estado un par de veces en Venecia y sólo tengo vagos recuerdos; habré estado cuatro o cinco veces en la Toscana y en cada nuevo viaje descubro nuevas y maravillosas sensaciones. ¿Cómo es posible que alguien conozca, en sólo diez días cinco ciudades de tamaño considerable, más algunos pueblos de propina en ese tiempo?; ¿que habrían retenido en su retina, si habrán visto decenas y decenas de monumentos y edificios a una media de 5 minutos como muchísimo por cada uno?.

Si yo a veces me puedo pasar una o dos horas sentado delante de la columnata de Bernini en el Vaticano, o que en cada viaje que hago a Roma, mi primer destino es ineludiblemente el cementerio protestante o “de los ingleses” en el que paso horas leyendo las inscripciones y epitafios de las tumbas, incluso bajo una fina y referescante lluvia de primavera, ¿soy un bicho raro o la gente no puede, físicamente hablando, “conocer” nada en cinco minutos?.

Cementerio Protestante (Roma. Momentos de solitud)

En ese momento recordé algunas cosas que había leido sobre la estética en Aristóteles y la  contemplación y la belleza en Plotino. Entonces lo ví claro, yo quería enseñar a la gente a contemplar, que es radicalmente diferente a mirar, porque contemplar requiere tiempo y requiere abstracción, y decidí que mi siguiente exposición estaría dedicada a Roma, y a compartir con los que quisieran verla, lo que yo entendía, y sigo entendiendo, como el objetivo de mi mirada.

Un saludo para comenzar

Esta es mi primera entrada en el blog de mi página web, www.borjademadariaga.es, desde el que intentaré compartir con todos aquellos que tengan a bien leerme, experiencias, pensamientos, escritos y cualesquiera temas relaccionados fundamentalmente con el arte y los artistas, ya sea sobre fotografía, pintura, poesía, literatura en genral, escultura, etc…, que ocupan la base y son la esencia de este blog,  y que con las opiniones y aportaciones de todos podamos pasar buenos ratos. Todo ello vería colmado sobremanera el objetivo primordial que me anima a empezar esta tarea.

Un fuerte abrazo,

Borja de Madariaga